Hoy os traigo una receta que tenía muchas ganas de hacer. Primero porque no es fácil encontrar un tiramisú sin gluten, desde que me diagnosticaron lo había vuelto a probarlo y es uno de mis postres favoritos.
Segundo, no necesita horno, ni cocina. Así que es una receta ideal para el verano aunque os confieso que un buen tiramisú me lo como en invierno, verano y cuando toque.
Para hacer esta receta conté con la ayuda de mi amiga Bea (os recomiendo que visitéis su blog Sweet Cookies By Bea) y aunque no la hago exactamente como la hace ella me inspiré en su receta para sacarla. Una de las cosas que modifiqué fue el licor, ya que ella utiliza Amaretto (un licor típico italiano) y yo le doy un toque galleguiño con un buen licor café casero.
La receta admite muchas variantes, por ejemplo podéis no poner café y hacerlo con leche chocolateada (si es para niños) o con café descafeinado, obviar el licor... pero os voy a contar como sale exquisito y como la hicimos en el taller de cocina sin gluten que hicimos el pasado mes de julio en la tienda Maná.
Ingredientes:
Bizcochos savoiardi
Queso mascarpone
Café
Licor café
Huevos
Azúcar
Cacao en polvo
Elaboración:
La cantidad de huevos y queso dependerá del tamaño de la fuente en la que vayamos a elaborar el tiramisú teniendo en cuenta que normalmente se ponen dos capas de savoiardi. Yo calculo un huevo por cada 100 gramos de queso por cada huevo que utilicemos. Es importante que el queso mascarpone sea de alto contenido en grasa porque sino nos quedará una crema blandita que no servirá para montar la tarta (os lo digo por propia experiencia).
Hay que preparar café sólo un buen rato antes para que esté frío cuando empecemos a hacer la receta.
Lo primero que vamos a hacer es separar las claras de las yemas. Para seis huevos utilizaremos 3 cucharadas de azúcar. Batimos las yemas con el azúcar, cuando las tenemos espumosas añadimos el queso y reservamos.
El siguiente paso será montar las claras a punto de nieve. Cuando las tenemos perfectamente montadas integramos la crema de huevos con azúcar y queso poco a poco con movimientos envolventes para evitar que el aire que metimos a las claras se nos venga abajo.
Cuando tenemos la crema procedemos a montar la tarta. Para ello vamos calando los bizcochos en el café al que habremos añadido un chorretón generoso de licor café. Hay que hacerlo con cuidado para que no se nos rompan. Cubrimos el fondo del molde con bizcochos y seguidamente una capa de crema, otra capa de bizcochos y otra de crema. Terminamos espolvoreando con el cacao en polvo.
Varios consejos, lo ideal es hacerla de un día para otro ya que así la crema se integra perfectamente con los bizcochos y queda muy jugosa. En caso de no ser así mínimo hay que esperar 4 horas.
Según queráis que sea el acabado podéis espolvorear el cacao al terminarla y quedará como en la foto, sin o queréis que se quede el cacao "fundido" en la crema de queso lo podéis añadir justo antes de servir.
Y ya sólo queda que disfrutéis de ella. Os garantizo que vais a repetirla más de una vez.