Hoy estreno un apartado nuevo en esta web que poco a poco quiero ir mejorando.
La receta de hoy viene acompañada de un pequeño video explicativo para conseguir que las filloas salgan perfectas (o casi). No lo considero una videoreceta, porque todavía falta mucho para llegar hasta ese punto pero entre mis proyectos para este nuevo año que empezamos está el poder hacer de vez en cuando alguna receta con video. No es fácil cocinar con la cámara, y editar los videos es un trabajo extra, sólo espero que os gusten y os sirvan de ayuda.
Y dicho esto vamos al tema que nos ocupa hoy. Estamos en temporada de matanzas (quienes vivimos o procedemos del mundo rural lo sabemos bien). Uno de los postres más típicos de Galicia son las filloas (lo que se conocen en todos sitios como creps). Hay gran variedad de creps y de formas de tomarlos, rellenos, sin rellenar, dulces, salados… Y hay una variedad propia de Galicia y de la época de matanza que en cada sitio y en cada casa tiene su propia particularidad. Yo hoy os traigo estas filloas de matanza versión “abuela Mary” no quiere decir que estas sean las mejores ni las únicas, simplemente son nuestra versión. Las filloas de matanza llevan un poquito de sangre (en casa ponemos muy poquita sangre y lo único que pretendemos es conseguir el color característico de estas filloas).
Esta receta tuvimos que adaptarla de la versión glutanera, porque las filloas se hacen con harina, nos llevó un poco de tiempo y algún que otro quebradero de cabeza pero al final conseguimos que saliesen bien de sabor y textura.
Ingredientes
3 cucharadas soperas de Maicena
2 cucharadas de harina de arroz
1 cucharada sopera de azúcar
Un poco de mantequilla
400 ml de leche
2 huevos
1 pizca de sal
Mantequilla para cocinar
Azúcar para decorar
Preparación
En un bol ponemos la leche a temperatura ambiente, añadimos la harina y mezclamos con el batidor hasta que no quede ningún grumo. Añadimos el azúcar y la sal y seguimos removiendo. Incorporamos los huevos de uno en uno y batidos previamente. Por último añadimos una pizca de mantequilla (tanto de la mantequilla como de la sal os cuelgo una foto para que os hagáis una idea de las cantidades cuando digo “una pizca”). Llegados a este punto añadiremos una cucharadita de postre de sangre (este punto se puede obviar y nos saldrán unas “filloas blancas” como nosotros las llamamos).
Esta masa se tapa con un papel de cocina transparente y la dejamos reposar un par de horas en la nevera. Uno de los cambios que tuvimos que hacer en esta receta es que cuando la hacíamos en versión glutanera la dejábamos reposar durante toda la noche, pero la versión singlu es mejor no dejar tanto reposo porque se forma un grumo gigante en el fondo del bol. Si eso os ocurriera volvéis a batir hasta conseguir la misma textura en la mezcla que teníamos al principio.
Después del reposo empieza lo laborioso de esta receta porque hay que tener muchísima paciencia. Calentamos una sartén (yo no tengo crepera y las hago como siempre se hicieron en casa) echamos un poquito de mantequilla, cuando se derrite la extendemos bien por el fondo y con un cazo echamos un poco de la masa (en el video podéis ver la cantidad aproximada), y aquí tenemos que hacer un juego de muñeca para extender bien la masa por todo el fondo de la sartén (este paso lo explico en el video que adjunto a esta receta). Esperamos a que se haga y cuando veamos que podemos levantarla por los bordes es el momento de darle la vuelta. Aquí nos toca quemarnos un poquitín los dedos…
Dejamos que se haga por el otro lado y la sacamos de la sartén. La espolvoreamos con azúcar, tapamos y … vuelta a empezar. Normalmente la primera no suele salir muy bien y se suele tirar.
Una vez que terminamos suelen quedar brillantes porque el azúcar se derrite con el calor, en casa las enrollamos y las comemos teniendo mucho cuidado de que no se caiga el azúcar que ya es un almíbar.
Para mi son una delicia. ¿Os atrevéis a probarlas?
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