Hoy traigo una receta que últimamente estoy viendo mucho por Galicia cuando voy por allí y de verdad está riquísimo. Estaba acostumbrada a tomar el pulpo únicamente estilo “feira” que es como se toma habitualmente en Galicia, pero esta nueva forma es todo un descubrimiento, en principio fui un poco reacia a probarlo pero desde que me decidí siempre que puedo lo tomo así.
Este año al volver de mis vacaciones decidí intentar hacer la receta y el resultado es bueno. No es demasiado complicado hacerlo.
Voy por partes, si queremos cocer el pulpo la cosa se complica un poco, pero sólo en cuanto al tiempo se refiere porque cocer el pulpo como Dios manda lleva su tiempo, dificultad no tiene ninguna.
Os explico cómo hacerlo. Para cocer el pulpo lo mejor es comprarlo congelado, o si lo compramos fresco congelarlo antes de cocerlo, esto hará que se rompan los músculos y nos quede más tierno. Ponemos una olla al fuego con agua, y SOLO agua. Ni hoja de laurel, sal ni patatas. Cuando el agua rompa a hervir metemos el pulpo, lo “asustamos” tres veces (o sea lo metemos y sacamos de la olla tres veces) y a la tercera lo soltamos. Esto tiene por finalidad evitar que con el contraste de temperatura al meter el pulpo en el agua caliente se le reviente la piel. Se cuece en función del tamaño, un pulpo medio de un kilo necesita unos 30 minutos de cocción. Pero el verdadero secreto del pulpo está en el tiempo de reposo que se le da después de la cocción. No importa el tiempo, pensad que las pulpeiras cuando preparan el pulpo los días de “feira” empiezan a cocer el pulpo sobre las 10 / 11 de la mañana. El reposo hace que el pulpo se ponga más blandito.
Este es mi sistema, que evidentemente no tiene porque ser el mejor, es el que yo utilizo, como en todo hay mil formas de cocer el pulpo.
En esta ocasión yo compré un pulpo cocido, por comodidad. No soy de comprar el pulpo cocido pero quise probar y la verdad es que el resultado fue bueno. Lo que hice fue calentar agua y cuando estaba hirviendo metí el pulpo en ella e hice el reposo como si lo hubiese cocido en casa.
Por otro lado tenemos que preparar las patatas. En esto reconozco que tengo ventaja porque la materia prima es extraordinaria. Patatas gallegas de verdad, traídas desde allí en cada viaje que hago. Se nota la diferencia, ¡qué queréis que os diga!
Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas de un centímetro o centímetro y medio de grosor. Las metemos en una olla con agua y las ponemos a cocer. Es importante empezar a cocer las patatas desde agua fría, no sé porqué pero en mi casa siempre se hizo así. Podéis ponerle sal o no. Hay que tener en cuenta que al pasarlas por la plancha llevan un aliño al que se le añade sal.
Se cuecen durante 20 minutos aproximadamente. Yo compruebo si están pinchándolas con un tenedor. Una vez cocidas las patatas las escurrimos bien y reservamos.
Preparamos una mezcla con aceite de oliva, pimentón picante (si no nos gusta picante podemos ponerle dulce) y sal. Con esta mezcla pincelamos una plancha y ponemos las patatas en ella. Las dejamos que se tuesten y antes de darles la vuelta pincelamos la parte de arriba de las patatas. Las hacemos hasta que cogen color.
Cortamos las patas del pulpo y cuando terminamos de pasar las patatas por la plancha pincelamos otra vez y pasamos el pulpo, vuelta y vuelta con la plancha muy caliente.
Y este es el resultado. ¡¡Exquisito!!
¿Os atrevéis a probarlo?
FICHA TÉCNICA:
Una ración de 200 gramos (100 de pulpo, 100 de patatas y 10 gramos de AOVE) aporta:
Energía: 244 kcal
Proteína: 15.3 gramos
Lípidos: 11.85 gramos
Hidratos: 19.7 gramos
- Almidón: 17.1 gramos
- Azúcar: 2.6 gramos
Fibra: 2 gramos
Agua: 165.7 gramos
Minerales
Sodio: 2305 mg
Potasio: 917 mg
Fósforo: 235.5 mg
Calcio: 154.45 mg
Magnesio: 49 mg
Vitaminas
Vitamina A: 643 ug
Provitamina A: 2017 Ug
Vitamina E: 12 mg
Vitamina C: 18 mg
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