Desde que a mi hija le diagnosticaron celiaquía no existe un día en el que no lea algún artículo o investigue algo sobre el tema. Es increíble el desconocimiento que tenía sobre ello. Hasta ese momento la celiaquía para mí era una enfermedad de la que había oído hablar en algunas ocasiones y cuyo tratamiento consistía básicamente en no comer pan y pasta. Hoy sé que estaba muy equivocada, por eso creo que es importante hacer un esfuerzo por dar a conocer esta enfermedad, para que la gente sepa lo que realmente significa llevar una dieta totalmente libre de gluten hoy en día. Yo lo intento desde aquí, y sobre todo cuando hablo con mis amistades, mis compañeros de trabajo y mi familia. Términos como “contaminación cruzada” les sorprende muchísimo.
Últimamente me encuentro a menudo con diagnósticos a personas en la edad adulta. Suelen ser personas que no han gozado de buena salud, generalmente con anemia crónica, excesivamente delgados y con problemas intestinales, que se han pasado sus vidas de especialista en especialista siendo diagnosticados en muchos casos como colon irritable, cuando lo que en realidad se escondía bajo todos sus síntomas era la celiaquía.
Doy gracias a mi médico de cabecera, un hombre extraordinario tanto en su trato humano como en el aspecto médico. Cuando el año pasado durante el verano tuve unos episodios de diarrea recurrente y fui a consultarle, lo primero que me pidió fue una analítica para descartar celiaquía (en esos momentos no sabíamos que mi hija es celiaca). Me sorprendió que me pidiese esos análisis, recuerdo que le dije ¡¡a mi edad!! Él me dijo que no era ningún disparate y que podía ocurrir. Las diarreas remitieron y yo no hice la analítica (las madres nunca tenemos tiempo suficiente para nosotras). Después de esto mi niña se puso enferma y mi médico fue inflexible, mi marido o yo podíamos ser celiacos. Había que hacer las pruebas, que salieron negativas.
Desde aquí me gustaría reivindicar que ante la más mínima sospecha de enfermedad celiaca, cuando nos piden una analítica pidan los marcadores de celiaquía, no tengo ni idea del coste extra que supone en estos tiempos en que todo se recorta, pero estoy segura de que a la larga se pueden ahorrar pruebas médicas innecesarias, y lo que es más importante, la salud que pueden ganar los celiacos no diagnosticados merece la pena.
Este es mi granito de arena.
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