Va por delante que nunca he sido partidaria de la fiesta de Halloween. Pienso que en España tenemos nuestras propias tradiciones con respecto a la forma en que tratamos a la muerte y honramos a nuestros difuntos.
En Galicia, cuando mis padres eran pequeños se celebraba el samain. Es una fiesta de origen celta en la que celebraban el paso del verano al invierno. Los celtas utilizaban para ahuyentar los malos espíritus que durante esa noche volvían a la tierra las calaveras vacías de sus enemigos iluminándolas con velas. En los tiempos modernos las calaveras fueron sustituidas por calabazas que se vaciaban y se le metían dentro velas. En ese entonces los curas decían que era cosa de brujería y tenían que confesarse después de hacerlo. Poco a poco la costumbre se extinguió (excepto en algunos lugares de Galicia desde donde se está reuperando la fiesta).
Dicho esto sabéis que tengo una peque, en su guardería celebran la fiesta de Halloween y no me queda más remedio que “pasar por el aro” de disfrazarla. Y para este año he decidido que llevará una calabaza llena de galletitas singlu, para ella y sus amiguitos. No quiero que el día en que todos los niños comen chuches ella se sienta discriminada por no poder tomarlas. Estas galletitas son muy fáciles de hacer aunque tienen algunos pequeños truquitos que, ¡cómo no! pienso contaros.
Son similares a las galletas danesas de mantequilla, hechas con harina de maíz. Para esta receta es muy importante que la mantequilla sea buena, porque se notará mucho en el sabor final. Yo utilizo President. Quedan con un precioso color amarillo porque la harina de maíz es amarilla.
Como en todas mis recetas he reducido la cantidad de azúcar. En esta admite hasta 200 gramos de azúcar y para los más golosos incluso un poco más.
Ingredientes:
450 gramos de harina de maíz (Auchan, marca blanca de Alcampo)
250 gramos de mantequilla
150 gramos de azúcar glas
10 gramos de azúcar vainillado
Un huevo
Una pizca de sal
Chocolate para la decoración
Dejamos los ingredientes a temperatura ambiente por lo menos una hora antes de preparar la receta.
Con la batidora mezclamos la mantequilla con el azúcar. Añadimos el huevo y una pizca de sal y seguimos batiendo. Cuando tenemos una crema añadimos la harina y trabajamos hasta que tengamos una masa consistente.
El truco para trabajar esta masa cómodamente es meterla en la nevera y dejar que se enfríe. Yo hago tres o cuatro partes para trabajarlas por separado, porque cuando se calienta la masa con la mantequilla es difícil manejarla.
Estiramos la masa, yo lo hago a mano, nunca he sido buena manejando el rodillo. Y con un cortapastas hacemos las galletas. Las colocamos en una bandeja de horno. Precalentamos el horno a 180/200 grados y metemos las galletas. Es muy importante que el horno esté bien caliente cuando se meten para que no se derritan las galletas. Las horneamos hasta que estén doradas. Unos 20 minutos dependiendo del horno.
Al sacarlas del horno es muy importante dejarlas enfriar en la bandeja, si las movemos se romperán. Cuando están templadas podemos pasarlas a una rejilla y esperamos a que terminen de enfriarse.
Para decorarlas podemos utilizar chocolate, este es de nestle postres que es apto, lo derretimos en el microondas y lo metemos en un biberón de decoración. Podéis poner mermelada, fondant o lo que se os ocurra.
¿A que son terroríficas? ¡¡Buen provecho!!
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