Hoy siguiendo la saga de mis experiencias con el pan, quiero contaros algo que me pasó, para que sepáis que hay cosas que no debéis hacer NUNCA NUNCA JAMAS bajo ningún concepto.
El pequeño percance que hoy escribo fue la clave para que la zero glu llegase a mi casa. Y pensaréis, pero si no hace ni un mes que a su casa llegó la panificadora de LIDL.
Os cuento lo que me pasó, como experiencia y para que sepáis lo que NUNCA debéis hacer. Hace unos días me puse a preparar pan para mi nena. Ese día decidí probar una nueva harina que tenía por casa (para ir comprobando los resultados y haciendo comparativas).
Preparé mi receta de pan sin demasiada complicación, un bloque de pan de molde que había hecho en otras ocasiones con esta harina nueva mezclada con harina de maíz. Mi intención era preparar un pan “de maíz” similar a los que se consumen por mi tierra. Es un pan rico y muy consistente. Pues os voy a dar un consejo NUNCA NUNCA utilicéis una harina sin comprobar su composición. Yo puse 400 grs. de harina panificable (marca X) y 100 grs. de harina de maíz. Ha harina panificable X tenía incorporada levadura a la que añadí una pastillita de levital (como pone en la receta que sigo) ¡¡hala por si era poco!! Resultado… El pan empezó a crecer… y crecer… y crecer…
Y yo pensaba… ¡madre mía este pan se va a salir de bueno! Y efectivamente ¡¡se salió!! Se salió del contenedor de la panificadora y se lió parda. Justo en ese momento yo había salido a hacer unos recados y cuando volví a casa (no falté más de media hora) la humareda y el olor a quemado era importante. Después de darle mil vueltas a los motivos de tal desaguisado se me ocurrió mirar la composición de la haria. Ahhhh ¡¡traidora!! Llevaba levadura, más la que yo añadí, menudo fiestón se montó en el cubilete del pan.
Tardé más de una semana en conseguir que el olor desapareciera. El estado en el que quedó la panificadora podéis comprobarlo por vosotros mismos en las fotos que os pongo.
Lo verdaderamente milagroso es que mi padre, que es un manitas todo hay que decirlo, con una paciencia infinita la desmontó y consiguió resucitarla. ¡¡Y funciona!! Pero como yo había estado dudando si comprar la zero glu u otra máquina (en este enlace os cuento como quiso la casualidad que eligiese esta) mis padres decidieron regalarle a su nieta la zero glu. Que el regalo es más para la madre que para la hija pero bueno… Es un regalo a compartir para las dos.
Y esta es la historia de como la zero glu llegó a mi casa cuando no hacía ni un mes que la panificadora de LIDL había llegado mi cocina. De mis experiencias con una y con otra máquina hablaré en otra ocasión cuando tenga un poco más de experiencia en el tema. Lo que si os digo es que la foto que ilustra esta entrada son los primeros panecillos que hice con la zero glu.
¿A que tienen buena pinta?
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