Hoy me voy a permitir la licencia de no colgar una receta como suelo hacer los viernes. Hoy quiero escribirle a mi querido Castillo de Monterrey. Se están acometiendo unas obrar para acondicionar este bien de interés cultural como hotel / parador de lujo (al lado de otro parador que estuvo a punto de ser cerrado el año pasado por dar pérdidas continuamente).
No voy a entrar aquí en polémicas de tipo político. Simplemente este es mi sentimiento hacia el castillo. Lo que siento y como lo siento.
Meu querido Castelo
Hoxe non estou preto de ti, meu querido Castelo.
A vida quixo levarme lonxe do meu val, lonxe de ti e dos meus. Máis a pesares do tempo e da distancia sempre estades no meu corazón. Cando dende aquí vexo o solpor nas montañas penso que detrás delas, onde o sol morre está Galicia, miña terra, miña xente e ti, meu querido Castelo.
Non hai maior ledicia para min que baixar cara o val e verte forte, altivo e poderoso na distancia, presidindo as nosas vidas. Todos nós somos un pouco teus e ti es un pouco noso.
Dende que nacemos temoste ahí, no alto do pequeno outeiro que te sostén en Monterrei coidando de todos nós. Alzamo-los ollos cara ti e sentes o noso palpitar, as nosas vidas, a ledicia e a tristura, e nos sentimo-la forza da túa historia.
Ti e-lo amo do val calado. Sei que vas a seguir ahí, no alto, sempre por riba de nos. Vamos a seguir véndote cando levantemo-la mirada. Ti sempre, sempre estarás ahí, vencedor das bataias contra o tempo, mais non será o mesmo. Non poderemos percorrer libremente o teu ser, tocarte, sentirte, respirarte. Non poderemos enseñarlle ós nosos fillos a amarte coma nós o facemos.
Ti es parte da nosa memoria, dende que nacemos ata que morremos estás con nós. E ti, como non podía ser doutra forma estás na entrada da miña casa, do meu fogar. Estou lonxe máis non te esquezo. Hai un fermoso bolero que escomenza “Dicen que la distancia es el olvido pero yo no concibo esa razón…”
Queren quitarnos o que é noso, queren facer de ti un negocio, con engaños e mentiras, con premeditación e ocultamento.
Coido que non se pode facer nada máis que rabear, e se cadra chorar. Pouco máis.
Nuns días voltarei a ti, achégase o entroido e ti sabes que non falto. O cigarrón e ti xuntos… Desta non poderei subir a verte. Dóeme que estés ferido, ferido de morte. Cando o pensó os meus ollos asuláganse de bágoas ousadas que queren correr fora.
Non podo decir máis.
Non podo sentir máis.
Ámote meu querido Castelo.
Mi querido Castillo
Hoy no estoy cerca de ti, querido castillo.
La vida quiso llevarme lejos de mi valle, lejos de ti y de los míos. Mas a pesar del tiempo y la distancia siempre estáis en mi corazón. Cuando desde aquí veo el atardecer en las montañas pienso que detrás de ellas, donde muere el sol está Galicia, mi tierra, mi gente y tu, mi querido Castillo.
No hay mayor alegría para mi que bajar hacia el valle y verte fuerte, altivo y poderoso en la distancia, presidiendo nuestras vidas. Todos nosotros somos un poco tuyos y tu un poco nuestro.
Desde que nacemos estás ahí, en el alto de la pequeña cumbre que te sostiene en Monterrey, cuidado de todos nosotros. Alzamos los ojos hacia ti y sientes nuestro palpitar, nuestras vidas, la alegría y la tristeza, y nosotros sentimos la fuerza de tu historia.
Tu eres el amo del valle. Sé que vas a seguir ahí, en el alto, encima de nosotros. Vamos a seguir viéndote cuando levantemos la mirada. Tu siempre, siempre estarás ahí, vencedor de batallas contra el tiempo, pero no será lo mismo. No podremos recorrer libremente tu ser, tocarte, sentirte, respirarte. No podremos enseñarle a nuestros hijos a amarte como lo hacemos nosotros.
Tu eres parte de nuestra memoria, desde que nacemos hasta que morimos estás con nosotros. Y tu, como no podía ser de otra forma estás en la entrada de mi casa, de mi hogar. Estoy lejos más no te olvido. Hay un hermoso bolero que comienza “Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón…”
Quieren quitarnos lo que es nuestro, quieren hacer de ti un negocio con engaños y mentiras, con premeditación y ocultamiento.
Siento que no se puede hacer nada más que sentir rabia y si acaso llorar. Poco más.
En unos días volveré a ti, se acerca el entroido y tu sabes que no falto. El cigarrón y tu juntos… Esta vez no podré subir a verte. Me duele que estés herido, herido de muerte. Cuando lo pienso mis ojos se inundan de lágrimas osadas que quieren salir.
No puedo decir más.
No puedo sentir más.
Te amo mi querido Castillo.
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