Desde siempre en casa las legumbres son parte fundamental en nuestra dieta. Además de sanas, son una opción económica y práctica para tener un menú equilibrado. En los últimos años hemos vuelto a recuperar el gusto por ellas. Las legumbres además están libres de gluten, esto las hace ideales para incorporarlas en la dieta de las personas celíacas.
Os traigo hoy una receta muy sencilla, pero no por ello deja de ser una maravilla de la gastronomía. Yo las preparo con ingredientes de primera calidad, que son los que hacen que un plato humilde se convierta en un plato gorumet.
No puedo quejarme de los amigos que tengo, mi amigo Antonio me regaló estas fabas asturianas. Pensé que con semejante materia prima lo que había que preparar era un puchero de los de toda la vida.
No soy de añadir cosas al puchero, me gusta dejar que los sabores aparezcan sin camuflajes.
Estas fabes con almejas no llevan apenas ingredientes, pero os garantizo que el sabor y su textura os encantará. Y ahora que empieza a venir el calorcillo no hay que dejar de tomar legumbres. En lugar de tomarlas humeantes será suficiente con que estén templadas para disfrutar de ellas.
Ingredientes:
1/2 kilo de fabes
1/2 kilo de almeja gallega
Una cebolla
Dos tomates
Un diente de ajo
Una hoja de laurel (opcional)
Aceite de Oliva Virgen Extra
Elaboración:
Lo primero que haremos será dejar en remojo las fabes durante al menos 8 horas. (Yo las dejo toda la noche).
En una olla ponemos un fondo de AOVE y en él rehogamos primero la cebollita, añadimos el ajo y finalmente los tomates en dados. Si los tomates son de buena calidad, no es necesario añadir nada más para que el caldo tome el color que tiene en la foto. Si vemos que se queda un poco paliducho (ya sabemos que los tomates de hoy en día no son muy buenos) al final de la cocción añadiremos un poco de pimentón de la Vera (que es sin gluten) en un poco de AOVE. Para ello ponemos una sartén con AOVE y cuando esté caliente añadimos una punta de cuchara de pimentón. Retiramos del fuego para que no se queme. Removemos hasta que se integre bien en el AOVE y lo añadimos al guiso (pero esto se hace al finalizar la cocción).
Una vez que están pochadas las verduras, añadimos las fabes y rehogamos con el sofrito que hemos hecho. Añadimos agua sólo hasta cubrirlas ponemos sal y dejamos cocer durante al menos una hora y media. Es muy importante no remover con la cuchara porque así evitamos que se rompan, le damos pequeños “meneos” a la olla. Si nos gusta ponemos una hoja de laurel ( no me gusta nada cocinar con laurel).
Por otro lado tenemos la almejas. Yo utilicé almeja japónica de las rías gallegas. Las pondremos en agua con sal para limpiarlas y si tienen arena que la suelten. Las lavamos bien y cuando estén casi hechas las fabes ponemos las almejas. Meneamos la olla para que se integren bien con las fabes y cocemos hasta que estén abiertas.
Os voy a contar un truco, si el caldo os queda demasiado suelto no se os ocurra espesarlo con harina (esto lo hace mucha gente) cogéis algunas fabes, las aplastáis con un tenedor y las agregáis al caldo, así quedará más espesito.
Como todos los platos de puchero, este también gana en sabor cuando lo hacemos de un día para otro. Yo lo que hago es reservar las almejas y añadirlas al día siguiente, justo antes de comer cuando caliento las fabes, para que estén recién abiertas.
Como podéis ver es un plato sencillo, sin demasiadas grasas pero potente, con mucho sabor y aroma. Y es que en casa las legumbres nos gustan un montón, aquí os dejo el link a una receta muy parecida de garbanzos con langostinos.
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