Estamos metidos de lleno en el mes de julio y quien más y quien menos tiene preparadas las maletas para tomarse unos días de merecido descanso. Algunos incluso ya están disfrutando de la playa, la montaña o paseando por el pueblo que los vio nacer y al que todos regresamos cuando tenemos unos días libres.
Salir de vacaciones siempre es una aventura maravillosa, pero cuando salimos con un celíaco una de las cosas que más se resiente es la improvisación, lo conté en esta entrada donde hacía un repaso de las cosas que más echo de menos. Recibí muchos mensajes sobre ella y además del regaliz (veo que no soy la única que lo echa de menos) otra de las cosas que en general echáis de menos es la posibilidad de improvisar a la hora de salir de casa.
Cuando nos planteamos las vacaciones fuera de casa con un celíaco quizá pueda parecernos un mundo, voy a hacer un pequeño resumen de los puntos que considero claves para poder salir sin contratiempos.
1. Conviene echar un vistazo antes de salir de viaje a los restaurantes de la zona donde podemos ir a comer que estén certificados y ofrezcan carta sin gluten. Por lo general las asociaciones de celíacos tienen un listado con los restaurantes que sirven comida sin gluten. Además el grupo de Facebook 500.000 establecimientos para celíacos tiene un archivo perfectamente organizado por comunidades autónomas y provincias donde además de los restaurantes que cuentan con la certificación de las asociaciones figuran otros que ofrecen opciones sin gluten. Este archivo es actualizado por los miembros del grupo y además cuenta con las opiniones de las personas de visitan estos locales, es de una gran ayuda. En cualquier caso siempre es conveniente al llegar a un restaurante identificarse como celíaco, normalmente el trato es más personalizado, suele haber una persona encargada de ello.
Hay veces que podemos improvisar, y lo cierto es que siempre que lo he hecho salvo en una rara excepción pudimos comer sin problema. Afortunadamente los hosteleros empiezan a estar familiarizados con esta intolerancia. Mis consejos si decidimos improvisar son varios.
Primero es perder la vergüenza, llegar a un restaurante y decir que vamos con un celíaco es lo más importante, al principio me costaba un poco, me sentía como un inspector de policía interrogando a los camareros o directamente al metre de todo restaurante donde caía. En este caso no está de más dejarnos llevar por nuestra intuición, según lo que nos respondan y cómo nos lo digan es fácil interpretar si saben del tema o no tienen mucha idea sobre ello. Si comentamos que somos celíacos y nos dicen “vale, le pongo la hamburguesa sin queso” lo mejor es salir huyendo del local. Es un ejemplo un poco extremo, pero conozco a quien le ha pasado.
Segundo, es que no está de más llevar en el bolso una bolsita con algunos picos de pan, nos resuelven muchas situaciones. Ya que aunque en muchos sitios podemos sentarnos a comer, incluso en algunos me llevé la grata sorpresa de que al decir que soy celíaca me han ofrecido cerveza sin gluten, pero lo del pan es caso aparte (poco a poco iremos avanzandoen estas cosas). Unos picos en nuestro bolso apenas ocupan espacio y son el complemento perfecto para picotear con tranquilidad..
Tercero, cuando expliquemos nuestra condición de celíacos y preguntemos por las opciones que tenemos en el local que hayamos elegido educación y mil veces educación. Explicar y preguntar, pero sin exigir. Se consigue más con buenas formas y palabras amables que sin ellas. Y si lo que nos dicen no nos convence buscamos otro sitio.
Cuarto, si nos ponemos pochos durante nuestras vacaciones tampoco debemos pensar automáticamente que nos hemos contaminado. Recuerdo hace años unas vacaciones que terminé ingresada en un hosptial de Vigo con sueros varios, cogí una gastroenteritis de caballo cuando todavía no tenía problemas con el gluten. Fueron sin duda mis peores vacaciones y no fue por culpa de ninguna contaminación. Los virus intestinales están en pleno apogeo en la temporada estival.
2. Si nos vamos a un hotel o a un viaje organizado tipo crucero, debemos tener en cuenta varias cosas. A la hora de hacer la reserva asegurarnos de que disponen opciones sin gluten y están familiarizados con ello. Aún así debemos tener claro que hay factores importantes a la hora de sentarnos a la mesa, a pesar de las opciones sin gluten. Ya que entra en juego el personal de cocina, los camareros, es importante al llegar insistir en nuestra condición de celíacos y si es posible que sea siempre la misma persona la encargada nuestro plato. Es muy útil recurrir a una agencia especializada en organizar viajes que nos lo prepare todo y así ahorramos un montón de gestiones en las que a veces nos perdemos, Destinos sin gluten es una agencia especializada en la materia.
3. Si nuestra opción es alquilar un apartamento no está de más comprobar las opciones que tenemos en cuanto a supermercados para reponer nuestra despensa. y ¿por qué digo esto? Yo suelo veranear en una zona muy rural de Galicia, y en el pueblo donde caigo a descansar no hay grandes supermercados donde pueda tener opción de productos sin gluten específicos. Ya sabemos que todo lo natural podemos tomarlo, pero ¿y si de pronto nos apetece una magdalena o un bollo para desayunar? En este caso no está de más llevarnos un pequeño “kit de supervivencia” con esas cosas que pueden apetecernos y que no es fácil conseguir en según que sitios. Y por supuesto tener localizado donde poder comprar algunas cosas que nos puedan apetecer. Para ello además de grandes superficies, podemos contactar con los herbolarios de la zona que suelen tener alimentos sin gluten.
Y después de todo esto sólo puedo desearos felices vacaciones a todos y que disfrutéis a tope del merecido descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario